miércoles, 27 de marzo de 2013

JANTARO EN EL MUNDO DE LOS SHINIGAMIS CAP. 14


Retir, el jefe de información del Señor de los Shinigamis empieza a mover en el tablero.
Disfrutad de esta nueva entrega.





EL BRAZALETE


Retir estaba en la oficina central de inteligencia, enfrente de él, tenía los informes sobre el ejército que se estaba congregando alrededor de una de las puertas del mundo de los shinigamis, aunque apenas les prestaba atención. Una y otra vez se tocaba la chaqueta del traje, nervioso, buscando el contacto con una botella pequeña que hacía pocas horas le había entregado en su casa Haita. Ésta le había ido a visitar para saber su decisión sobre la proposición del Señor de los Cuatro Elementos. Él aceptó, no tenía más remedio. El señor de los Shinigamis había perdido de vista el objetivo primordial de su raza. La neutralidad en los conflictos ajenos a su propia especie. Éste quería reinar por encima de todos. Había perdido la objetividad y eso hacía vulnerable el equilibrio, aunque él no era tonto. Él sabía que el Señor de los Cuatro Elementos estaba usándole para asesinar al Señor de los Shinigamis. Por eso no se fiaba del elixir que le habían dado como recompensa de algo que todavía no había hecho.  Debía probarla en alguien primero. Se levantó de su silla y se quitó con la mano las arrugas que se había producido en el pantalón. Salió por la puerta y se encontró a varios shinigamis ocupados en sus tareas cotidianas. Todos se pararon y se cuadraron cuando él pasó por su lado. Hacía dos días  ya, que se había repuesto de su última misión, pero había mandado construir algo a su hermano, el herrero Hostel y ya le habían informado de que estaba acabado. Hacia allí se dirigió impaciente. Después de leer el informe sobre Amelia, había llegado a la conclusión de que era muy peligroso atacarla, pudiendo ella utilizar sus nuevos poderes; claro está, si era verdad que había conseguido obtener los dones del fuego del primero de los shinigamis. Él podría morir intentado secuestrarla. Aparte, si quería que  funcionara su plan, ninguno de su grupo debía enterarse que él la había raptado. Por fin, después de muchos kilómetros, vio la puerta en forma de herradura, que daba paso a la casa de uno de los genios más importantes de su raza. Traspasó el umbral y una niña shinigami  de cinco años se tropezó con él. Se agachó y la incorporó del suelo.

     ─ ¿Estás bien Daina?

     ─Hola tío. Estamos jugando al escondite.

Un niño, de unos doce años, también transformado en shinigami  los interrumpió.

     ─No juego más contigo Daina. Se llama escondite porque te tienes que esconder.

     ─Bueno Sabic, tu hermana es muy pequeña ─dijo una mujer detrás de ellos.

     ─Buenas tardes Retir. ¿Qué tal estás? ─saludó al ver al recién llegado

     ─Muy bien cuñada. ¿Y tú? ¿Qué tal?

     ─Bien, gracias. Si buscas a tu hermano está en la herrería como siempre ─esto último lo dijo cambiando el tono y Albert no pudo más que darse cuenta. Se despidió de los niños y se dirigió a buscar a Hostel.

Una casa anexa era el lugar de trabajo de su hermano. Ya desde fuera se podían oír los martillazos sobre el metal y el humo que salía de las chimeneas. A cualquier extraño no le quedaría duda de que lugar era ese. Retir entró por la puerta y un fuerte olor a quemado le vino a la nariz. Varios espíritus Solum pasaron al lado de él cargando leña. Estos eran del mismo tamaño que un enano, iban vestidos con una camisa gris y pantalones azules. Eran perfectos para trabajos manuales y su fuerza no se correspondía en absoluto a su tamaño. Uno de ellos casi tropieza con Retir.

     ─Tienes que tener más cuidado hermano. Los Solum no son  muy amigables que digamos ─una figura salió de detrás de unas tinajas de hierro y se acercó a él con los brazos abiertos.

     ─Entonces tú te pareces mucho Hostel.

Retir dio un abrazo a su hermano y los dos se quedaron mirándose fijamente, uno enfrente del otro.

     ─Es raro verte en forma humana y no en tu forma de shinigami.

     ─Es más sencillo trabajar con estás manos que no con unas garras ─y enseñó sus palmas a Retir.

     ─ Me han comunicado que has acabado mi encargo

     ─Tú siempre tan directo. Sí, así es. He estado los últimos cuatro días trabajando sin descanso. Es apasionante y creo que es una genialidad lo que se me ha ocurrido.

    ─Tú siempre tan modesto, pero no deberías de entregarte tanto a tu trabajo. He notado un aire de desdén en el tono de voz de tu mujer. Creo que piensa que pasas poco tiempo con los niños y con ella.

Hostel suspiró como si hubiera acabado de tener esa misma conversación hace sólo unos minutos.

     ─Cuando ella se casó conmigo ya sabía mi forma de ser. Ahora dejemos el tema. Tú no has venido aquí para hablar de mis problemas maritales. Sígueme ─y Hostel se puso a andar seguido por su hermano. Pasaron a la habitación contigua. En ésta, el calor era más intenso, producido por los fuegos que había a cada lado de la misma.

Varios solum trabajaban en ellos avivándolos y otros llevaban carretillas llenas de minerales. Salieron de la forja y entraron en un pequeña estancia llena de planos colgados en las paredes.

     ─Ahí lo tienes­ ─señaló a un pequeño brazalete que había encima de la mesa─. Es mi mejor obra sin duda alguna.

Retir acercó su mano y la cogió con cuidado, tenía forma de serpiente y un color plateado.

     ─Bonita, ¿verdad? El acabado es una aleación propia. Es la unificación de más de 20 minerales. Es irrompible. Tarde más de diez años en llegar a la formula ─Retir admiraba su rara belleza y no podía más que elogiar al gran orfebre que era su hermano─. Tiene el poder de contrarrestar los poderes del Ki,  sean cuales sean.

     ─Es una maravilla hermano ─Retir sonrió a  Hostel─. ¿Cómo se puede inutilizar?

Hostel se hizo el ofendido.

     ─No hay manera. Él que se lo ponga no podrá quitárselo jamás hasta que muera.

     ─ ¿A no ser qué? ─le interrumpió Retir

Hostel se sentó en una silla y se quedó unos instantes sin hablar. Al final se rindió y empezó a darle una explicación de cómo funcionaba el mecanismo del brazalete.

     ─Odio que me conozcas tanto. Está bien. Es básicamente un anulador de energía. Lo que hace es coger el Ki del portador y contrarrestarla con la otra mitad anulando los poderes. Lo normal es que el que lo lleve intente romperlo por la fuerza. Así nunca podrá liberarse, pero si consigue bajar su energía un cero por ciento aunque sea durante un segundo mi invento lo contrarrestara. Cero por cero y el brazalete se abrirá.

Retir escuchó maravillado. Era sin duda una pieza de arte y una genialidad, aunque una duda le invadió.

     ─ ¿Entonces será liberado cuando el portador se duerma?

     ─No, todos los seres emiten energía incluso dormidos. Tiene que ser alguien muy sutil en el control del Ki para que  mi invento deje de funcionar. Y ahora me toca a mí preguntar. ¿Para quién es la maravillosa joya que te he construido?

Retir decidió contarle todo lo referente al secuestro de Amelia, pero se cuidó mucho en decirle algo sobre su trato con el Señor de los Cuatros Elementos. Hostel se quedó pensativo asimilando lo que su hermano le había dicho.

    ─Ya sabía lo de la rebelión de Jawet .Ese mísero viejo quiere tomar el trono aludiendo que lleva sangre del primer shinigami y ha reunido un ejército en una de las puertas de entrada que llevan a nuestro mundo, sin embargo lo de la chica que me cuentas es algo asombroso.

Retir sabía de la lealtad de su hermano, la misma que antes también procesaba hacia su señor, así que con tacto intentó que Hostel abandonara el lugar con su familia.

     ─Deberías trasladarte por unos días a las montañas con tu mujer e hijos. Sólo por la seguridad de ellos.

     ─No digas tonterías. Esos inútiles no tienen nada que hacer contra el general Kalmin, jefe de nuestras tropas. Es un gran estratega y amigo además ─replicó con soberbia y lleno de confianza.

     ─Bueno, lo de estratega tengo mis dudas. No niego que sea un buen soldado. Leal y de confianza, aunque  darle el mando creo que es un error. Es demasiado orgulloso y la verdad que muy poco ingenioso.

     ─De todos modos nuestra familia permanecerá aquí para apoyar en lo que sea necesario a las tropas.

La paciencia de Retir se estaba acabando, aunque lo intentó de nuevo.

     ─No seas tozudo, tienes también un deber hacia tu familia.

     ─He dicho que no nos moveremos ─dijo con rotundidad.

Retir no pudo más, se transformó en shinigami y cogió el cuello de su hermano con una de sus garras.

     ─Escúchame atentamente y haz caso a tu gemelo por una vez.

Hostel estaba a unos centímetros del suelo y no podía respirar.

     ─ Quiero que te vayas y te pongas a salvo. Soy el Jefe de información y sé más de lo que te he dicho. Es muy posible que las tropas enemigas pasen y tu casa está en el camino del palacio.

Retir soltó el cuello de su hermano y Hostel empezó a toser. Luego miró a su hermano y vio una cara que nunca había visto antes, una cara tan seria que daba miedo.  Intentado respirar en el suelo, movió la cabeza de arriba abajo dándole a entender que lo había comprendido. Retir giró sobre sus pasos y se dirigió hacia la salida ya trasformado en humano.

     ─Debo partir ya. Haz lo que te he dicho. Nos veremos cuando todo esto haya pasado, gracias por el brazalete.

Hostel vio cómo su hermano salía del edificio, y aunque le respetaba y quería, pensó que estaba exagerando. Además, él vivía cerca de la puerta sur y Jawet entraría por el norte. Él tenía un deber más fuerte con su raza. Tenía  que estar ahí por si su señor le requería.

Retir no vio a los niños ni a la mujer de su hermano. Estaba anocheciendo y seguro que ella los estaba acostando. Le hubiese gustado despedirse de ellos.

Ya lejos de la casa sacó de uno de sus bolsillos un talismán con la cara de un shinigami. Era un pase especial para viajar de su mundo al mundo de los humanos. Sólo la élite los tenía, sino estabas obligado a pasar por una de las puertas que comunicaban un lado con  otro. Concentró su Ki y desapareció resurgiendo en el jardín de la casa de Jawet. Se transformó y surgió una caja de música en su mano. Una débil tonada sonó, y de la nada apareció un lagarto verde y pequeño.

     ─Vamos Set, es hora de trabajar.

El animal se lanzó al cuerpo de Retir y se introdujo en su interior al instante, se mimetizó con el entorno haciéndose invisible a los ojos de los demás. A la vez, también redujo su emisión de energía al mínimo lo que le  hacía indetectable para casi todos los seres. Los movimientos de Retir eran gráciles como los de una bailarina para no hacer ningún ruido cuando pisaba el césped. A lo lejos divisó a dos personas hablando.

      ─ ¿Qué ha pasado Jantaro?­ ─le preguntó Gatira preocupada.

Éste se dio la vuelta y la miró con recelo durante unos segundos, pero al momento cambió su expresión.

Ella no tiene la culpa, pensó.

     ─Estoy bien. Es sólo que Amelia y yo hemos tenido una pequeña pelea.

     ─No será tan pequeña cuando estás aquí solo lamentándote ─le replicó ella─. ¿Y cuál fue la causa?

     Él miro al suelo avergonzado y Gatira al instante cayó en la cuenta.

     ─Yo he sido la causa ─El muchacho no se movió ni un ápice de su posición─. Lo siento.

     ─La culpa no es tuya. Son esos estúpidos celos que ella tiene─ dijo con autoridad.

     ─No debes culparla, ella está asustada. No ves todo lo que está pasando a nuestro alrededor. Tiene miedo de perderte y eso es justamente lo que alimenta  sus celos, pero tú no tienes por qué preocuparte. Mañana verás las cosas de otra manera y todo se arreglará. Le regaló una sonrisa y Jantaro se lo agradeció devolviéndosela. Retir pasó a su lado.

Problemas de pareja. Esto es suerte. Dos menos por los que no me tengo que preocupar.

Se alejó de ellos mientras seguían hablando y sus voces se apagaban en la noche. Se paró en seco frente a las puertas de la mansión.

Una trampa viejo zorro. Los marcos emiten unos rayos invisibles menos para mis ojos. Ya he esquivado unas cuantas que has puesto alrededor. Si me dejo tocar por esos rayos descubrirán que soy un intruso y darán la voz de alarma.

Agitando sus alas se impulsó hacia arriba y con mucho cuidado se encaramó a una de las ventanas de la primera planta y se paró en alfeizar.

Muy hábil, dejas la ventana sin protección y además abierta. Me apuesto a que hay un regaló en el suelo. Asomó la cabeza y miró hacia abajo. Bingo, ¿no lo decía yo? Pegó un pequeño saltito y eludió la trampa con  gran facilidad. Estaba en el primer piso.

Según la información del servicio de inteligencia, ella duerme en la segunda planta, habitación quinta empezando a contar por la derecha. Salió del cuarto y llegó a la escalera, en ella un espíritu de Jawet hacía guardia. Era un lobo gigantesco que cuidaba las habitaciones superiores. Retir suspiró, todavía no le había detectado. Concentró su Ki del Alma y eliminó cualquier olor que pudiera emitir. El animal descansaba atento, pero no pudo percibir al shinigami que cruzó a su lado tan lentamente y cauto que no produjo ningún sonido. Comenzó a contar y en la quinta puerta se paró.

Aquí es. Según mi información no hay margen para el error.

Movió el picaporte con extrema cautela y la puerta se abrió. Una pequeña abertura se creó, lo suficientemente grande para que Retir pudiera introducir su boca y concentrándose expulsar un gas amarillo que se propagó rápidamente por todo el cuarto.

Tres, dos, uno. Ya debe estar dormida

Traspasó el umbral del cuarto y vio a dos mujeres. Una joven  en la cama y otra más mayor sentada en un sofá.

La de la cama es Amelia y la otra según mi información es su madre. Bien niñita, es tu turno.

Se acercó a Amelia y cogió su brazo poniéndole el brazalete. La cabeza de la serpiente de éste cobró vida y se mordió su propia cola.

Ya eres mía. Salgamos de aquí.

La cogió en brazos y desaparecieron del dormitorio resurgiendo en el jardín donde antes  había aparecido. Tomó su talismán para entrar en el mundo shinigami y concentrándose partieron hacia él.



……………



Amelia se despertó con un gran dolor de cabeza. Cuando intentó moverse vio que tenía las manos y los pies maniatados a una silla.

     ─Es inútil que te muevas, esos nudos no se pueden romper con la fuerza.

     ─¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy?─gritó asustada y desconcertada.

     ─Yo soy Retir, estás en una celda dentro del castillo del Señor de los Shinigamis. Bienvenida a mi mundo. Has sido secuestrada.

     ─ ¡Secuestrada! ¿Por quién? ¿Dónde está Jantaro?

     ─Por favor no grites. Si quieres salvar a tu novio y tu propia vida deberás escucharme.

Amelia concentró su energía con todas sus fuerzas, pero ésta no surgía. Se quedó estancada en su propia fuente. No fluía. Aterrada, aquella situación para ella no tenía sentido.

     ─No te esfuerces. Mira tu brazo.

Amelia obedeció y vio un brazalete plateado con forma de serpiente en su muñeca.

     ─ ¿Qué es esto? ─preguntó señalándolo.

     ─Es un invento, simplemente anula tus poderes.

Ella volvió a intentar concentrar su Ki y ocurrió lo mismo que la vez pasada.

     ─No te esfuerces, es inútil. Hay una forma de liberarse, aunque se necesita entrenamiento.

     ─ ¿Cómo? ─preguntó rápidamente.

     ─Primero escúchame con atención y luego te lo diré ─ella se calló al instante y dejó que Retir continuara─. Has sido raptada por orden del Señor de los Shinigamis. Él intenta apoderarse de tus poderes y canjear tu vida para controlar a tu novio, y así a la vez hacer fuerza sobre el Señor de Larimar que es su padre. Eso no lo vamos a permitir.

Amelia se removió incomoda cuando le oyó.

     ─Tranquila no te matará de momento. Para apoderarse de tus poderes deberá aguardar tres días para la preparación del conjuro. Espero que tú en ese tiempo hayas podido deshacerte del brazalete y restaurar tus poderes. Yo iré a avisar a Jantaro y le diré dónde estás. También le ayudaré a rescatarte.

     ─ ¿Por qué  no me liberas ahora mismo? ─Retir la sonrió.

     ─Porque otro te secuestraría, tal vez el mismo Señor de los Shinigamis y tus poderes serían absorbidos por él, y tú y Jantaro seríais asesinados. No, tu única forma de arreglar esto es confiando en mí.

Amelia pensó durante unos minutos.

     ─Está bien. Lo haremos a tu modo, no tengo elección. Cuando veas a Jantaro, dile que lo siento. Que fui una tonta con eso de los celos, que le amo y que siento haber intentado golpearle con la lámpara.

     ─De acuerdo ─respondió sorprendido  ─. Ahora atiende. Tienes que escucharme. Para quitarte el brazalete deberás rebajar tu Ki al cero por ciento. Sólo así podrás liberarte de su poder.

     ─ ¿Eso es posible?

     ─Tú deberás hacerlo posible si quieres que todo acabe bien para ti y tu amado.

Retir la observó detenidamente.

     ─Sólo una última pregunta. ¿Qué sientes cuando yo menciono al Señor de los Cuatro Elementos?

     ─ ¿Quién es ese?

     ─Nadie, dijo con alivio.

No parece que sea un veneno porque ella está viva y, no es una pócima de control mental porque no sabe quién es el Señor de los Cuatro Elementos. Ha sido una buena idea darla el elixir mientras estaba dormida, pensó Retir.

     ─De acuerdo, debes conseguir liberarte del poder del brazalete. Eso dará una falsa apariencia de seguridad al Señor de los Shinigamis pues creerá que tus poderes están atados. Yo llegaré con tus amigos dentro de unos días para rescatarte. Si todo sale bien, esto acabará antes de que te des cuenta.

Amelia no confiaba en aquel ser que le acababa de secuestrar, pero era su única oportunidad de escapar. De momento le siguió el juego, aunque en el fondo pensaba que ella misma haría todo lo posible para huir sin tener que depender de nadie.

     ─Está bien. Lo haremos a tu manera ─Retir desató a Amelia.

     ─Volveré a por ti

Salió por la puerta y ella se quedó sola en aquella celda gris. Miró el brazalete y se dirigió a una de las esquinas y empezó a entrenar para huir de allí.

Retir llegó a la sala del trono.

  ─ ¿Lo has conseguido? ─preguntó el Señor de los Shinigamis. Él hizo una reverencia y con aire despreocupado le contestó.

     ─Sí mi amo, la chica está en la celda de la torre y sus poderes están atados como vos ordenasteis.

Lo cierto es que la idea había sido suya. Le había convencido para que creyese que lo más práctico era utilizar el invento de su hermano.

El señor de los Shinigamis no cabía  en sí de gozo. Su expresión pareció durante unos instantes desprender felicidad.

     ─Excelente. Ya todo está en su orden natural.

     ─Si no me necesitáis, estaré preparando la reunión de más tarde. La guerra se cierne sobre nosotros.

     ─Sí. Tenemos que prepararnos, las tropas de Jawet son más numerosas de lo que en un principio pensábamos, aunque ahora que tenemos a su nieta ya veremos cómo reacciona ese pobre infeliz.

Retir salió de la sala mientras todavía escuchaba las risas de éste. Fue a su casa, sacó la botella que contenía la sangre del elemental y la bebió. No notó nada. Ya vería los resultados más tarde. Ahora era el momento de ir a por los otros. Buscó el amuleto, se concentró y desapareció de su despacho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario