martes, 16 de julio de 2013

DIOSES DE ROCA Y METAL (KAMI COMIENZA A CONCEDER SU PRIMER DESEO)

Podríamos decir que kami, definitivamente, no es una entidad divina corriente. Su  modo de resolver los deseos de sus fieles alcohólicos no suelen ser muy ortodoxa, pero funciona, que es lo importante.
Como recordaréis en la anterior entrega de “Dioses de roca y Metal”, Alberto Ruiz se encontraba tumbado casi sin sentido en el suelo. Nuestro Dios nacía delante de él y dos fanáticos del Manga observaban expectantes como se creaba una leyenda.
“¡Quiero tocar la mejor canción de la historia!”, esa fue la frase que llevó a crear al único.  Es …… KAMI.

Luisa, la novia de Alberto andaba buscándole por el parque. Lo último que supo de él había sido hacía casi dos horas. Las dos cotorras que estuvieron hablando con ella fueron cortadas por la impaciencia que la invadió, y no sin grandes dosis de sutileza por su parte. Porque directamente y literalmente, las mandó a la mierda.
Al fin vislumbró su figura característica a lo lejos: Llevaba una cazadora vaquera sin mangas con el dibujo cosido del “Number of  the beast” de Iron Maiden. Al instante, corrió hacia él preocupada.
     ─¿Dónde coño estab… ─no pudo acabar, Alberto la besó en los labios con tal pasión que el corazón de ella dejó unos segundos de latir. Era estar con otro hombre, algo que llevaba la satisfacción a un nuevo eslabón del placer. Los sentidos se volvían irreales y ella sólo sabía que aquel no era su novio. No sabía porque, pero lo sentía. El placer era tan profundo e intenso que no podía separar sus labios de su boca.


Alberto se levantó tambaleándose, maldiciendo su mala suerte. Su botella se había roto y tenía los pantalones manchados de barro. Recordaba esbozos en su mente de lo ocurrido en aquel nacimiento divino, y sólo el pensar en quitarse de su boca  el regusto de vomitar le mantenía erguido. Tambaleándose buscó a Julia y la encontró. Estaba medio desnuda gimiendo de placer con un heavy de pelo largo y blanco…    

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